jueves, 27 de agosto de 2015

la tusa

La denominada 'tusa' o mal de amor le da más duro a los hombres que a las mujeres

El gestor de tan interesante hallazgo -que debe tener a varios hombres preguntándose si ese malestar más que guayabo es despecho- es el psicólogo y consultor de parejas Eric Fleming que basa su afirmación en las conocidas diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres.


Según el experto, las mujeres por usar más el lado derecho de su cerebro "resisten más las separaciones porque están más al tanto de sus emociones y las saben expresar". Mientras que los hombres, izquierdistas de cerebro, "sienten por igual el dolor, pero no lo expresan y posteriormente lo almacenan".

Ricardo*, comunicador social de 26 años, no sabe si fue culpa del lado derecho o izquierdo de su cerebro, pero sí reconoce haber padecido más de una pena por culpa del desamor.
La primera, cuando tenía 20 años y su novia se mudó de ciudad. "Seguí por un año con ella, constante, visitándola y llamándola, hasta que me di cuenta que me estaba poniendo los cachos", dice.

Confiesa haber sufrido mucho. "Lloré, claro que sí y me costó mucho desprenderme de esa relación y superar su recuerdo".
Hoy, seis años después, está de nuevo enfrentando el despecho por otro amor. "Recientemente terminé con mi novia y la estoy pasando muy mal", dice. Para olvidarla ha recurrido al trago, las parrandas y citas con otras mujeres. "Pero siempre las comparo con mi ex novia y al llegar a mi apartamento de nuevo me siento solo", agrega.

La reacción de este joven es típica de los hombres despechados, dice Fleming.
Explica que mientras ellas corren de inmediato donde la amiga a contarle lo sucedido y pasan meses hablando del ex, ellos guardan silencio y llenan el vacío dejado por la pareja con TRABAJO, deporte, licor, amigos y otras mujeres."Reaccionan con el berrinche típico de un niño chiquito", asegura Álvaro Sierra Londoño, médico, asesor de familia e investigador del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana.

En su opinión, el sufrimiento de los hombres tras una ruptura amorosa está relacionado con la dependencia que ellos generan hacia su pareja. "La mayoría ve en la novia o la esposa 
el remplazo de la mamá y por eso cuando los abandonan, deja un vacío que no saben cómo llenar", agrega.

Basado en su experiencia, Sierra Londoño dice que cada vez más las mujeres dejan a los hombres porque ellos se han quedado cortos en llenar sus expectativas.
Fleming en su estudio asegura que cuando una mujer ve que su relación sentimental no funciona da señales de alerta de que algo anda mal. "Para el cerebro de la mujer es tan evidente como un letrero luminoso", señala.

En cambio ante la misma situación la mayoría de los hombres no tienen ni idea de que los van a dejar y por ende no están preparados.
Sierra Londoño explica que los hombres no suelen cuestionarse sobre sus relaciones ni mucho menos preguntarse si están funcionando o no. "Asumen una posición cómoda y usualmente van recostados en la relación, hasta que la mujer se aburre y los deja".Así, cuando llega el fin de una relación y es la mujer quien dicta sentencia, ellos no saben cómo reaccionar.

                                           

Según los expertos por lo general escoden los sentimientos y aparentan que todo está bien. Evitan hablar del tema, dejan de ver a los amigos que frecuentaban con su pareja e intentan seguir con su vida sin hacer el duelo necesario ni enfrentar el dolor que les produjo terminar con la mujer que amaban.

Es como quien dice una 'tusa' mal administrada, un mal que por siglos se le achacó a las mujeres y que ahora les cae a los hombres.





“Razón y emoción” de Ferran Salmurri

“Recursos para aprender y enseñar a pensar”
Un libro para cambiar las estrategias con las que gestionamos nuestras vidas y las de nuestros hijos.
Cubierta de: Razón y emoción.

Los seres humanos no hemos puesto la inteligencia al servicio del progreso emocional y aún vivimos sometidos a principios primitivos que nos convierten en esclavos de nuestras propias emociones.
La ciencia ha demostrado que, en lo referente a gestión de las emociones, el ser humano apenas ha avanzado nada en más de mil años. Y el psicólogo clínico Ferran Salmurri defiende que un mundo con siete mil millones de habitantes que, al igual que en la Prehistoria, se rigen por el egoísmo y la emocionalidad descontrolada, es del todo insostenible.


Razón y emoción es una obra clara y didáctica que nos enseña cómo utilizar la razón para gestionar mejor nuestras emociones y para entender por qué actuamos, pensamos y sentimos como lo hacemos. Nos ofrece recursos para aprender y enseñar a autocontrolar la conducta y las emociones, para vivir (y convivir) más libres y felices, mejorando nuestra autoestima, asertividad y gestión del estrés.


ES LA PERCEPCIÓN POSITIVA DE UNO MISMO LO QUE DEBEMOS FOMENTAR

El autor nos cuenta: “Ante la eficacia de los tratamientos psicológicos del malestar del estado de ánimo y del dolor emocional es fácil sentirse atraído por la idea de divulgar los conocimientos que puedan ser útiles para prevenir el sufrimiento emocional de las personas. De ahí al otro extremo, es decir, a divulgar métodos para sentirse mejor, solo hay un paso. Y es que todos los seres humanos deseamos disfrutar de un mayor bienestar emocional. Sabemos que es posible mejorar nuestra manera de hacer, pensar y sentir. Fue el interés por hablar de estos temas en un contexto diferente al de las aulas de las facultades de psicología y de las consultas de los psicólogos clínicos lo que me movió a escribir mi anterior libro Libertad emocional.

Estrategias para educar las emociones (Barcelona, Paidós, 2004). Creo que aún queda por divulgar mucha información que sigue encerrada en los ámbitos universitarios y clínicos, especialmente en lo que concierne al campo cognitivo Este interés divulgativo es la razón que me ha llevado a escribir el presente libro”.





LA FUNCIÓN DE LOS PADRES ES ENSEÑAR A LOS HIJOS A SER MÁS FELICES

El beneficio individual inmediato ha dominado, constantemente, las acciones de los hombres y mujeres del planeta. Al mismo tiempo y por los siglos de los siglos se ha creído y se nos ha enseñado que los seres humanos somos los «animales racionales», se supone que en comparación con los demás seres del reino animal. Nada más lejos de la realidad.

 Puede que nos cueste aceptarlo, pero los seres humanos estamos tan dominados por las emociones como cualquier otra especie del reino animal. A lo largo de los siglos, con frecuencia hemos actuado bajo creencias e ideas erróneas, tal como iremos viendo a lo largo de los próximos capítulos. Heredamos una manera egoísta de ir por la vida y, a pesar de que nos ha permitido subsistir como especie, hoy en día ya no puede sostenerse como motor del andar humano. En un mundo de más de siete mil millones de personas ya no es sostenible la idea de «si lo quiero y puedo, lo he de tener», puesto que aunque podamos lograrlo individualmente ya no es soportable ni conveniente para el colectivo humano.



NUESTROS ERRORES NOS DEMUESTRAN QUE SOMOS HUMANOS, NO FRACASADOS NI CULPABLES.

Necesitamos una nueva cultura, lejos de los parámetros primitivos bajo los que vivimos y convivimos en la actualidad. Y es necesario que este cambio se realice con urgencia y de forma generalizada en el mundo global del siglo XXI. Y necesitamos una sociedad en la que las diferentes personas, sin perder la individualidad, aprendamos y ejercitemos una forma más humana y menos primitiva de pensar, sentir y actuar. No podemos permitirnos seguir patrones y valores anticuados que solo nos conducen a la autodestrucción y a la extinción de los humanos como especie. Necesitamos utilizar la razón para una gestión más adecuada de nuestras emociones.

Y también necesitamos liberarnos de muchos prejuicios y, de este modo, dejar de convertir la vida en un juicio permanente o de transformar la normalidad del ser humano en una medicalización creciente, en lugar de aprender a cambiar aquello que sabemos, podemos y debemos cambiar. No podemos seguir escondiendo la cabeza bajo el ala mientras la tormenta no nos afecte directamente. Una sociedad que se dice civilizada no se puede permitir un silencio cómplice que conduce indefectiblemente al sufrimiento y, en último término, a la decadencia. Hoy disponemos de conocimientos suficientes para revertir esta situación, herramientas útiles para cada uno de nosotros y para que tanto nosotros como nuestros hijos dejemos de ser esclavos de nuestras emociones más primarias.




SOLEMOS EDUCAR EN FUNCIÓN DE NUESTRAS EMOCIONES Y NO DE LA CONVENIENCIA PARA EL MENOR.

No hace mucho que nos hemos percatado de la imperiosa necesidad de cambiar los antiguos patrones para ir por la vida y los valores primitivos del andar humano. Nos podemos educar y podemos enseñar a nuestros menores mediante patrones de conducta que, sin negar la individualidad de cada uno, tengan en cuenta la pertenencia a la colectividad y, por tanto, nos permitan tener presente lo que para la especie humana es sostenible y conveniente a la hora de preservar su amenazada supervivencia. Necesitamos utilizar nuevas estrategias que nos permitan tanto aprender, tengamos la edad que tengamos, como enseñar, tengan la edad que tengan. Por este motivo el lector encontrará en las páginas de este libro referencias indistintas para el aprendizaje y para la enseñanza, pues todos, a cualquier edad, necesitamos y podemos mejorar nuestra educación para la vida.



CADA UNO DE NOSOTROS SOMOS INDIVIDUOS ÚNICOS, DIFERENTES, SINGULARES Y NO COMPARABLES.

Este libro pretende contribuir a la divulgación de estrategias que nos conduzcan a estos fines no solo poniendo de relieve lo que debemos aprender y mejorar, sino sobre todo cómo hacerlo.
El autor:
Psicólogo clínico de amplia trayectoria, Ferran Salmurri es un estudioso y aventajado practicante de la corriente de la psicología cognitivo-conductual, un enfoque cuyos beneficios se ha comprometido a trasladar desde las consultas y las aulas hasta la cotidianeidad de la vida de la gente de a pie. Está convencido de que la felicidad puede «aprenderse» y «enseñarse» y de que la sociedad necesita, y merece, una mejor educación en el ámbito emocional que le ayude a evitar sufrimientos innecesarios o a combatirlos con recursos mejores. Con Razón y emoción, ha satisfecho sobradamente ambas aspiraciones.





martes, 25 de agosto de 2015

por que las mujeres son mas sensibles que los hombre?


Mujeres son más sensibles que los hombres


Hasta hace tiempo se creía que las diferencias de personalidad entre hombres y mujeres eran relativamente pequeñas; recientes estudios sugieren que la sensibilidad, mayor en las mujeres que en los hombres, es el rasgo más diferenciador entres los géneros.

Científicos indican que las mujeres son más sensibles que los hombres y también son más cordiales, aprensivas y ansiosas. Por el contrario, los hombres puntúan más en rasgos como la estabilidad emocional, dominancia, vigilancia y atención a las normas.


Es importante mencionar que la sensibilidad diferencia a las personas que son sensibles, sentimentales, estéticas y tiernas de las que son utilitarias, objetivas, poco sentimentales y duras de carácter, lo cual tiene influencia en el comportamiento general.
La inteligencia acompaña a la personalidad como factor crucial en el comportamiento. El cerebro masculino es,10% mayor en volumen que el femenino y tiene, por tanto, un mayor número de neuronas; sin embargo, esto no significa que los hombres sean más inteligentes que  las mujeres.


Por el contrario se ha confirmado que si existen  diferencias significativas en habilidades espaciales, dominadas por los hombres, como la rotación mental de figuras en tres dimensiones.



 Por otra parte, las mujeres han mostrado mejores resultados en las pruebas de fluidez verbal.  Como conclusión final es que, dependiendo de cuál sea la tarea a realizar, los hombres tienen más neuronas a su disposición pero las mujeres las utilizan de forma más eficiente.



sentimientos

La ilusión que caracteriza el inicio de una relación, ese cosquilleo en la barriga, ese constante pensar en la otra persona, para muchos constituyen sinónimos claros del amor, sin embargo son signos de una atracción, de la emoción de los primeros momentos con alguien. El amor es un sentimiento mucho más profundo y arraigado y nor surge de la noche a la mañana, por eso en unComo.com queremos darte algunas claves para que sepas si estás enamorado(a).
Cómo saber si estoy enamorado.


La ilusión que caracteriza el inicio de una relación, ese cosquilleo en la barriga, ese constante pensar en la otra persona, para muchos constituyen sinónimos claros del amor, sin embargo son signos de una atracción, de la emoción de los primeros momentos con alguien. El amor es un sentimiento mucho más profundo y arraigado y nor surge de la noche a la mañana, por eso en unComo.com queremos darte algunas claves para que sepas si estás enamorado.

                                                                       Instrucciones

  • Cada quien experimenta diferentes signos al enamorarse, aunque algunos son bastante universales. Es importante no confundir la atracción y el deseo con el amor, este último es un sentimiento profundo que no se basa únicamente en aspectos superficiales.


  • No siempre que nos sentimos atraídos hacia otro, no siempre que deseamos, amamos, sin embargo al amar a alguien también sentimos atracción y deseo hacia esa persona.


  • Si piensas frecuentemente en esa persona de maneras nuevas e inesperadas, si más allá de la atracción consigues visualizarte con esa persona en un futuro inmediato y lejano, si mentalmente deseas hacer planes, construir cosas a su lado, puede que estés comenzando a enamorarte.


  • Si disfrutas de su compañía, si te agrada su manera de pensar, sus opiniones, si deseas pasar tiempo a su lado, escuchar su voz, compartir con él o ella muchos de tus momentos y no de una forma superficial si no en un aspecto más profundo.


  • Si la atracción es clara y evidente, si físicamente hay una conexión, pero además eso se extrapola al aspecto interno de la persona. Si al cerrar tus ojos puedes imaginarte con esa persona a pesar de que los años pasen y haya cambios físicos, es posible que estés comenzando a enamorarte.


  • Deseas lo mejor para esa persona, deseas protegerla(o), hay un sentimiento fuerte de apego, de bienestar cada vez que estás a su lado.


  • El amor no nace de la noche a la mañana, eso se define como gusto. Que alguien te guste, te atraiga, puede darse repentinamente, pero el amor es más pausado, pues va de la mano con ir conociendo a la persona y vinculándote con ella. Algunas personas, tienden a ser muy enamoradizas y ello les conlleva problemas constantemente, por lo que deberían aprender cómo evitar enamorarse rápido.


  • Aunque el amor y la ilusión son primos, el amor no solo es ilusión, sabes que estás enamorado de alguien, cuando, al verlo tal cual es, con defectos y virtudes, aún sigues sintiendo que harías lo que fuera por esa persona.


  • En el fondo solo tú sabes si estás realmente enamorado(a), si al disipar la capa de atracción, de deseo, de ilusión, aún queda un sentimiento fuerte y palpitante que te mueve, entonces es muy posible que estés enamorado(a) hasta los huesos.


  • También puede resultarte muy apropiado descubrir algunas claves sobre cómo saber si él está enamorado de mí y poder tratar de iniciar una relación amorosa.

                                                                                                                   

  • Si deseas leer más artículos parecidos a cómo saber si estoy enamorado, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Sentimientos o te suscribas a nuestro boletín de novedades.





EL AMOR, LA RESPUESTA AL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA HUMANA

Cualquier teoría del amor debe comenzar con una teoría del hombre, de la existencia humana. Si bien encontramos amor, o más bien, el equivalente del amor, en los animales, sus afectos constituyen fundamentalmente una parte de su equipo instintivo, del que sólo algunos restos operan en el hombre. Lo esencial en la existencia del hombre es el hecho de que ha emergido del reino animal, de la adaptación instintiva, de que ha trascendido la naturaleza -si bien jamás la abandona y siempre forma parte de ella- y, sin embargo, una vez que se ha arrancado de la naturaleza, ya no puede retornar a ella, una vez arrojado del paraíso -un estado de unidad original con la naturaleza- querubines con espadas flameantes le impiden el paso si trata de regresar. El hombre sólo puede ir hacia adelante desarrollando su razón, encontrando una nueva armonía humana en reemplazo de la prehumana que está irremediablemente perdida.



Cuando el hombre nace, tanto la raza humana como el individuo, se ve arrojado de una situación definida, tan definida como los instintos, hacia una situación indefinida, incierta, abierta. Sólo existe certeza con respecto al pasado, y con respecto al futuro, la certeza de la muerte.

El hombre está dotado de razón, es vida consciente de sí misma; tiene conciencia de sí mismo, de sus semejantes, de su pasado y de las posibilidades de su futuro. Esa conciencia de sí mismo como una entidad separada, la conciencia de su breve lapso de vida, del hecho de que nace sin que intervenga su voluntad y ha de morir contra su voluntad, de que morirá antes que los que ama, o éstos antes que él, la conciencia de su soledad y su "separatidad" *, de su desvalidez frente a las fuerzas de la naturaleza y de la sociedad, todo ello hace de su existencia separada y desunida una insoportable prisión. Se volvería loco si no pudiera liberarse de su prisión y extender la mano para unirse en una u otra forma con los demás hombres, con el mundo exterior.






La vivencia de la separatidad provoca angustia; es, por cierto, la fuente de toda angustia. Estar separado significa estar aislado, sin posibilidad alguna para utilizar mis poderes huma nos. De ahí que estar separado signifique estar desvalido, ser incapaz de aferrar el mundo -las cosas y las personas- activamente; significa que el mundo puede invadirme sin que yo pueda reaccionar. Así, pues, la separatidad es la fuente de una intensa angustia. Por otra parte, produce vergüenza y un sentimiento de culpa. El relato bíblico de Adán y Eva expresa esa experiencia de culpa y vergüenza en la separatidad. Después de haber comido Adán y Eva del fruto del "árbol del conocimiento del bien y del mal", después de haber desobedecido (el bien y el mal no existen si no hay libertad para desobedecer), después de haberse vuelto humanos al emanciparse de la originaria armonía animal con la naturaleza, es decir, después de su nacimiento como seres humanos, vieron "que estaban desnudos y tuvieron vergüenza". 



¿Debemos suponer que un mito tan antiguo y elemental como ése comparte la mojigatería del enfoque moralista del siglo XIX, y que el punto importante que el relato quiere transmitirnos es la turbación de Adán y Eva porque sus genitales eran visibles? Es muy difícil que así sea, y si interpretamos el relato con un espíritu victoriano, pasamos por alto el punto principal, que parece ser el siguiente: después que hombre y mujer se hicieron conscientes de sí mismos y del otro, tuvieron conciencia de su separatidad, y de la diferencia entre ambos, en la medida en que pertenecían a sexos distintos. Pero, al reconocer su separatidad, siguen siendo desconocidos el uno para el otro, porque aún no han aprendido a amarse (como lo demuestra el hecho de que Adán se defiende, acusando a Eva, en lugar de tratar de defenderla). La conciencia de la separación humana -sin la reunión por el amor- es la fuente de la vergüenza. Es, al mismo tiempo, la fuente de la culpa y la angustia.







LAS EMOCIONES

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso, o recuerdo importante. Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria.
Los sentimientos son el resultado de las emociones y pueden ser verbalizadas (palabras). Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del SNA y la del sistema endocrino, a fin de establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.







Los diversos estados emocionales son causados por la liberación de neurotransmisor (o neuromediador) y hormonas, que luego convierten estas emociones en sentimientos y finalmente en el lenguaje. Conductualmente, las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Las emociones actúan también como depósito de influencias innatas y aprendidas, y poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas (Levenson, 1994).